Hay un mal azaroso en donde todos salemos caer con mucha mas frecuencia de la que nos gustaría: ¡los malos entendidos!
Es un perjuicio que nos ocurre con demasiada asiduidad y al que todavía no hemos sido capaces de encontrar soluciones efectivas. Por ejemplo, lo que yo entiendo por comunicación, a lo mejor no es lo que entiendes tú. Y llegamos a la famosa frase: «pero es que no me has escuchado. Si te lo estoy venga a decir»…
Si te ha escuchado; solo que no entiende la comunicación esencialmente como tú. Es decir, aunque asumimos que nuestro modo de comunicarnos (y entender la comunicación de los demás) es único y extensible a todos, la realidad es que por comunicación se entienden muchas cosas, Y desde luego el valor que cada uno le da al modo de comunicar puede variar de una persona a otra.
Por ejemplo, hay personas que entienden la comunicación eficaz como aquella donde se ejerce el poder personal, la transparencia, el magnetismo, la confianza incluso el liderazgo. No solo para estas personas es de vital importancia comunicar haciendo uso de esos valores para lograr los objetivos deseados sino que captan la comunicación del exterior cuando asocian que otra persona está haciendo uso de esos valores mientras se comunica.
Sin embargo, hay una multitud de personas que entienden por comunicación esencial aquella donde se manifiesta con claridad la coordinación de ideas, la conexión entre personas o incluso estrategias, la adaptación de las necesidades como motores esenciales y buscarán internamente transmitir estos valores bi-lateralmente del interior al exterior y del exterior seleccionarán como efectivos estos valores comunicativos cuando los ven en acción.
Así mismo, hay muchas otras personas que definen la comunicación de manera mas tangible y solo la dan por buena cuando son capaces de demostrar resultados concretos, realistas y sobre todo basado en hechos y demostraciones. A estas cualidades son las que prestarán mayor importancia para valorar si la comunicación es suficientemente efectiva o no.
Muy al contrario que el primer grupo, muchas personas se comunican en base a la intuición, al poder instantáneo de captar estados de ánimo de cada persona y ajustarse a las necesidades del momento poniendo de relieve la lateralidad, o la comunicación no-confrontacional, el cariño y el cuidado como valores principales para transmitir con éxito aquello que necesitan.
¿Te gustaría saber que entiende por comunicación esencial cada una de las personas que diriges? Para ello hay que entrar y conocer los valores que cada persona tiene implícitos en relación a la comunicación.
Por supuesto ningún grupo está equivocado. La comunicación efectiva se puede llevar a cabo mediante cada uno de los valores principales mencionados. Sin embargo lo que es verdaderamente necesario para evitar los malos entendidos es saber los valores que rigen nuestra comunicación esencial así como aquellos que utilizan nuestros compañeros de trabajo.
¿No sería una buena idea contar en la oficina con una hoja de ruta que nos oriente sobre la forma que cada compañero tiene de entender la comunicación?
¿Te gustaría apostar por reducir en tu equipo ese mal llamado «malos entendidos»?
Apuesta por el respeto a la comunicación en el trabajo. Si te gustaría conocer mas a fondo los valores que rigen la comunicación efectiva de cada persona en tu equipo,
Let´s talk!