Escrito por María García

Tal como los tiempos cambian, así también los departamentos de Recursos Humanos tratan de leer correctamente las aspiraciones que van surgiendo en los empleados, las tendencias que laten en el entorno laboral con sus ritmos, necesidades y nuevas oportunidades. El objetivo ha de ser siempre proporcionar soluciones que creen mayor bienestar sin desatender los niveles de productividad. De hecho, esos dos conceptos ya permanecen plenamente asociados entre sí en cualquier organización que podríamos calificar como saludable desde el punto de vista de la administración de los Recursos Humanos.

Una de las cuestiones que mayor debate está provocando y está siendo considerada por muchas empresas se refiere a la posibilidad de ofrecer a los empleados alternativas al lugar en que realizan su trabajo, especialmente aquellas que tienen que ver con el teletrabajo (trabajar desde casa) o la movilidad laboral. Evidentemente, las formas de llevarlo a cabo pueden ser muy diversas, y en un grado muy distinto de penetración e implicación. Sin embargo, la pregunta esencial que se hace Nicholas Bloom, Profesor de Economía de Stanford University y Co-Director del programa de Productividad, Innovación y “Entrepreneurship” en el National Bureau of Economic Research es: ¿Debemos empezar a trabajar cada uno de nosotros en pijama desde casa?

La respuesta es no. No todos.

Es posible que una buena parte de nosotros se sienta feliz trabajando desde el hogar, y encuentre mayor motivación ante esa circunstancia mejorando incluso sus resultados y eficiencia. Pero también hay que considerar que la adopción del teletrabajo ha de ser definida y gestionada en base a las características personales de cada persona. Incluso cabe decir que un porcentaje de la fuerza de trabajo no consideraría especialmente beneficioso, para sí mismo, trabajar en casa. Ni todos somos iguales ni nos regimos por los mismos patrones. Entonces, ¿de qué depende esta división?

Algunos condicionantes que apuntan al éxito (o fracaso) en esta cuestión están particularmente analizadas en dos apartados que se detallan en los perfiles psico-energéticos: por un lado, el hecho de si somos esencialmente extrovertidos o introvertidos, y por otro si nuestra motivación interior gira en torno a la satisfacción individual, social o colectiva (global).

En principio, la idea de quedarnos cómodamente en casa puede atraer a una gran mayoría de los trabajadores, profesionales y empleados independientemente del cargo o lugar ocupado en la empresa. Sin embargo, no todos vamos a encontrarnos cómodos y suficientemente felices ante esa alternativa, sobre todo a medio y largo plazo: sólo los perfiles con una orientación hacia la introversión y aquellos con una motivación interior individual y, si acaso, colectiva. Las personas extrovertidas se “energetizan” socialmente, obtienen sus mejores resultados compartiendo ideas, emociones y proyectos con los demás. Son directores sociales y necesitan biofeedback constante del exterior para funcionar bien.

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Las personas cuya motivación interior gravita hacia lo “social” tampoco van a obtener satisfacción en el medio y largo plazo. Más bien, van a ir viendo mermadas sus fuerzas y recursos al no tener contacto social en su día a día, el estímulo vital necesario para su bienestar y buen funcionamiento.

Por tanto, se hace imprescindible comprender las necesidades y características intrínsecas de cada empleado si estamos valorando la posibilidad de flexibilizar los lugares de trabajo. Es decir, cúales podrían ser los perfiles con mayor capacidad de adaptarse positivamente al teletrabajo en unas condiciones favorecedoras tanto para esa persona como para la empresa. A priori, esta posibilidad ofrece ventajas incuestionables: ahorro en costes de oficina, fluidez en la administración y gestión, desvío de recursos, etc. Además, permite la posibilidad de crear equipos flexibles cuyos miembros están ubicados en diferentes lugares, o contratar a los mejores talentos y trabajar con ellos sin importar en que parte del planeta se encuentren.

Sin duda, se trata de una solución contemplada y valorada por los departamentos de Recursos Humanos de muchas empresas que buscan fluir con los tiempos, flexibilizar sus opciones para dar cabida a las necesidades individuales, modernizar y optimizar el flujo de trabajo y buscar soluciones que ayuden al personal a compatibilizar la vida laboral con la familiar. Pero también se ha de incidir en un requisito fundamental: conocer a los empleados a partir de su motivaciones interiores y capacidad para adaptarse de un modo óptimo a nuevas formas de operar laboralmente, como puede ser el trabajo a distancia o teletrabajo.

Fuentes Utilizadas en la elaboración del artículo:

Nicholas Bloom para Havard Business Review
Cynthia Johnson para The Entreprenuer
Fotos gratuitas cortesía del portal Pinterest

María García

María García


Fundadora y directora de The RxFactor

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Fundadora y directora de The RxFactor

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¿PARA QUIEN PUEDE SER APROPIADO TRABAJAR DESDE CASA?